Tres personajes se ponen en marcha un desapacible día de invierno: un mercader, su criado y un caballo.
Al mercader le guía el deseo de acumular fortuna, es decir (en el ideario tolstoiano), la codicia, el engaño, la explotación. Hay un bosquecillo en venta y no quiere que nadie se le adelante. El criado y el caballo viajan simplemente a donde les lleva su destino. Pero el camino está cubierto de nieve, se pierden, el frío y la oscuridad se ciernen sobre ellos. Deben aunar fuerzas para sobrevivir y no todos tienen el mismo sentido de la solidaridad.
Amo y criado, publicado en la revista El Mensajero del Norte en 1895, es uno de los mejores cuentos de la última época de Tolstói.
Lev Nikoláievich Tolstoi nació en 1828, en Yásnaia Poliana, en la región de Tula, de una familia aristócrata. En 1844 empezó Derecho y Lenguas Orientales en la universidad de Kazán, pero dejó los estudios y llevó una vida algo disipada en Moscú y San Petersburgo. En 1851 se enroló con su hermano mayor en un regimiento de artillería en el Cáucaso.
En 1852 publicó Infancia, el primero de los textos autobiográficos que, seguido de Adolescencia (1854) y Juventud (1857), le hicieron famoso, así como sus recuerdos de la guerra de Crimea, de corte realista y antibelicista, Relatos de Sebastopol (1855-1856).
La fama, sin embargo, le disgustó y, después de un viaje por Europa en 1857, decidió instalarse en Yásnaia Poliana, donde fundó una escuela para hijos de campesinos. El éxito de su monumental novela Guerra y paz (1865-1869) y de Anna Karénina (1873-1878), dos hitos de la literatura universal, no alivió una profunda crisis espiritual, de la que dio cuenta en Mi confesión (1878-1882), donde prácticamente abjuró del arte literario y propugnó un modo de vida basado en el Evangelio, la castidad, el trabajo manual y la renuncia a la violencia. A partir de entonces el grueso de su obra lo compondrían fábulas y cuentos de orientación popular, tratados morales y ensayos como Qué es el arte (1898) y algunas obras de teatro como El poder de las tinieblas (1886) y El cadáver viviente (1900); su única novela de esa época fue Resurrección (1899), escrita para recaudar fondos para la secta pacifista de los dujobori (guerreros del alma).
Una extensa colección de sus Relatos ha sido publicada en esta misma editorial. En 1901 fue excomulgado por la Iglesia Ortodoxa. Murió en 1910 en la estación de tren de Astápovo.
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