«La realidad de Hawthorne fue, siempre, el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones fantásticas.» Jorge Luis Borges
De la mano del joven estudiante Eustace Bright, un grupo de niños se inicia en la mitología griega en una serie de veladas y excursiones que se suceden a lo largo de las distintas estaciones del año. Conocidas historias como las de Perseo y Medusa, el rey Midas, la caja de Pandora, Hércules en el jardín de las Hespérides, Teseo y el Minotauro, o Ulises y Circe, les descubren un mundo perdido y mágico, pero vivo en los secretos y prodigios de la naturaleza.
El libro de las maravillas (1852) y Cuentos de Tanglewood (1853) fueron dos de los mayores éxitos de Nathaniel Hawthorne y todavía hoy se cuentan entre las mejores recreaciones del universo colosal y a veces «inextricablemente doloroso» de los antiguos mitos griegos.
Siempre con la idea de que «el corazón de un ser humano común y corriente» es «sin duda diez veces más misterioso que el laberinto de Creta», es éste un clásico indiscutible para todas las edades.
Esta edición se acompaña de las preciosas ilustraciones en color de Walter Crane (1892) y Virginia Frances Sterret (1921).
Nathaniel Hawthorne nació en 1804 y llevó, al menos hasta los treinta y cinco años, una vida sumamente solitaria y rara: desde que su padre, capitán mercante, muriera en 1808, vivió recluido sin salir apenas en la mansión familiar de Salem (Nueva Inglaterra) junto a su madre y sus dos hermanas, con las que al parecer casi ni se veía ni se hablaba. En su soledad, leía y escribía, especialmente cuentos fantásticos, envuelto en la innatural atmósfera de la casa y en su historia de recuerdos trágicos (uno de sus antepasados fue juez en el famoso proceso de las brujas de Salem), que novelaría posteriormente en La casa de los siete tejados (1851).
El problema del mal y de su transmisión a través de las generaciones llegaría a convertirse en el tema por excelencia de sus obras, entre ellas la célebre La letra escarlata (1850).
En 1839, dejó por fin la casa familiar y se instaló en Boston, donde fue inspector de aduanas; en 1842, se casó; participó brevemente en la experiencia de la comuna de Brook Farm, sobre la que escribió una novela, La granja de Blithedale (1852); fue luego cónsul de los Estados Unidos en Liverpool, vivió en Florencia, Roma y Londres, «pero su realidad –dice Borges– fue, siempre, el tenue mundo crepuscular, o lunar, de las imaginaciones fantásticas».
El libro de las maravillas (1852), así como su continuación, Cuentos de Tanglewood (1853), representan la faceta más clara y luminosa de su personalísima obra. Murió en Plymouth (Nueva Inglaterra) en 1864.
Walter Crane (1845-1915) fue un ilustrador inglés, uno de los líderes del movimiento Arts & Crafts. Su trabajo con los clásicos infantiles (los cuentos de los hermanos Grimm, las fábulas de Esopo, las Mil y una noches y El príncipe feliz de Oscar Wilde, entre otros) tuvo una gran influencia en los ilustradores del siglo XX.
Virginia Frances Sterret (1900-1931) fue una ilustradora norteamericana, afín al movimiento Art Nouveau. Entre los clásicos que ilustró se cuentan los cuentos de la condesa de Ségur y las Mil y una noches.
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